Es invierno. Y con él, llegan las lluvias, que también están presentes en otras épocas del año, pero también otra serie de circunstancias como nieve u hojas en la carretera que pueden complicar la conducción. Nos hacemos eco de algunos de los consejos que la DGT publica al respecto.
No es lo mismo conducir con lluvia, nieve, barro, hielo e incluso con hojas en la cazada que si estas condiciones desaparecen porque el asfalto está totalmente seco. Ya sabemos de sobra que no es lo mismo frenar en seco que en mojado porque la distancia de frenado, sencillamente, se alarga.
Tampoco es lo mismo pasar por una curva en seco que con agua, ya que la estabilidad se verá comprometida, donde influye la velocidad, la capacidad de evacuación de los neumáticos, etc. Pues bien, todo eso, además se se puede incrementar con un vehículo más pesado, más alto, etc., como los vehículos comerciales ligeros que se acercan a los 3.500 kilos. Por eso, si cabe, estos consejos son todavía más importantes; la DGT dice que frenar en asfalto seco con un turismo a 90 km/h y hacerlo con asfalto mojado es de 32 metros más en el segundo caso…
Cabe señalar, además la importancia de muchos de los sistemas con los que puede ir, o no, dotado nuestro vehículo. Y nos referimos a cosas tan básicas como el ESP, o control de estabilidad, al ABS, o sistema de frenado controlado, hasta otros como los detectores de piso mojado o con hielo, asistentes electrónicos a la frenada, limpiaparabrisas automático, etc. Elementos de seguridad, que pueden ser incluso más, que también llevan ya incorporadas muchas furgonetas o vehículos comerciales ligeros, afortunadamente.
Y es que, como dice la DGT… y en esto estamos de acuerdo «Conducir una furgoneta no es igual que conducir un turismo, a pesar de que ambos se conduzcan con el mismo permiso».
Consejo número 1. Los neumáticos
Quizás el más importante. La importancia de los neumáticos. Algunos especialistas señalan que el mal estado de los neumáticos es el responsable del 30% de los accidentes en invierno. Para ello, además del mejor estado en que podamos llevar nuestros neumáticos (que no estén agrietados, que no tengan globos, que no tengan “mil años” aunque no tengan fecha de caducidad, etc.), lo esencial es que tengan un buen dibujo (mínimo 1,6 milímetros), amén del inflado correcto, aspecto este que tantas y tantas veces se pasa por alto.
Con todo ello, y especialmente, con estos dos consejos últimos, tendremos la adherencia adecuada… que no significa que podamos hacer lo que queramos bajo condiciones de humead o agua en mayor o menos abundancia sobre el asfalto. De todos es conocido el fenómeno que se denomina “aquaplanin”, que no es otro que cuando los neumáticos no son capaces de desalojar todo el agua por el que pisan y directamente se “patina” sobre el agua. Por, eso, el estado general y las presiones son esenciales, lo mismo que no abordar las masas de agua en la calzada a alta velocidad.
Consejo número 2. Guardar la distancia de seguridad
Guardar la distancia de seguridad con respecto al vehículo que va por delante de nosotros es más que obligatorio, es también primordial. Esta se guarda, precisamente, para poder reaccionar sin chocar si ese vehículos realiza una maniobra que nos obligue a frenar, es decir, de hacerlo con garantías de seguridad.
Es especialmente recomendable dejar más distancia de seguridad, es decir, más metros, respecto del vehículo que circula por delante de nosotros en condiciones de lluvia, nieve, asfalto deslizante, etc. Y mucho más, como decimos, si se trata de nuestras furgonetas.
Consejo número 3. Controlar la velocidad
Es obvio, ya lo sabemos. Pero también es verdad que a veces no lo controlamos tanto, o como que se nos olvida… Con lluvia o situaciones tan adversas como nieve o hielo, por ejemplo, hay que extremar aún más este aspecto. Según la DGT, y aquí tiene bastante lógica, “Con lluvia lo lógico y lo más sensato es conducir más despacio. Conducir adecuando la velocidad a las circunstancias de cada momento, de cada lugar y del tipo de trazado y estado de este. En definitiva, velocidad que permita detener el coche con seguridad ante una situación inesperada”.
Consejo número 4. Suavidad en las maniobras
Evidente también, pero es que a veces parece que no lo tengamos tanto en cuenta o sencillamente seamos más laxos. Es evidente que ser suaves con las maniobras implica también mayor seguridad durante el resto del año, que duda cabe, pero, como apuntan “si es invierno y llueve o nieva, conducir con suavidad es una de las mejores decisiones que se pueden tomar. Suavidad con el acelerador, para evitar que aumente el consumo o el pasaje se maree. Pero también suavidad en las maniobras para evitar la pérdida del control del vehículo”. Nos parece un buen consejo.
Consejo número 5. Las luces
La importancia de ver y ser visto es también vital. Pero mucho más en condiciones de lluvia, niebla, nieve, etc. y donde la visibilidad empeora ostensiblemente. Todos los sabemos. De hecho, todos los vehículos (a partir de una fecha) están obligados a contar con luces antiniebla, ya sean traseras en número impar o par, y delanteras en número par. Todos sabemos lo valiosas que son este tipo de iluminación en casos como los citados. También es verdad que luego muchos conductores hacen un mal uso de ellas y pueden llegar a molestar bastante… pero es otra historia.
Pero en cuanto a las luces en general, la DGT dice que “Si diluvia o la nube ha oscurecido la zona hasta hacerse casi de noche es muy recomendable activar las luces de cruce, algo que tendrán que hacer de forma manual también los que dispongan de un sistema de encendido automático. Se da el caso de que en muchos vehículos modernos la luz día es tan potente que piensan que llevan los faros encendidos y cuando se hace de noche este despiste les puede costar una sanción”. Seguridad y legislación además…
Creo que añadiríamos, si cabe y porque hay muchos más aspectos, llevar siempre unas buenas escobillas en el limpiaparabrisas. No solo que sean buenas, que esté en condiciones, que barran bien el cristal de agua o suciedad en el caso de que cuando empiece a llover se mezcle con la suciedad del propio cristal; también cuando llueve mucho y su eficacia debe ser máxima. Parece una perogrullada, pero todos sabemos lo que es conducir con los «limpias» en mal estado y su efecto tan negativo en la seguridad.