Para cumplir con las normativas medioambientales, desde hace años los motores diésel han ido incorporando distintos cambios técnicos para la purificación de los gases de escape y en especial del óxido de nitrógeno. Esta reducción de NOx se ha ido logrando con una mejora sistemática de los sistemas SCR de recirculación de gases de escape, que se apoyan en la inyección de AdBlue para optimizar este proceso.
Por ello, son muchas las furgonetas o vehículos comerciales que cuentan con un depósito adicional para repostar este aditivo, imprescindible para el correcto funcionamiento de los motores, ya que cuando su nivel es muy bajo (la instrumentación siempre avisa con suficiente margen), el software activa un modo de protección de la mecánica, que impide circular con normalidad hasta que no se reponga el AdBlue.
AdBlue: el precio del gas afecta a los productores
El AdBlue es una solución acuosa a base de urea en cuyo proceso de fabricación se usa gas natural y al dispararse su precio los costes de producción han subido considerablemente, de forma que varias importantes empresas europeas como la alemana SKW Piesteritz, la eslovaca Duslo, la italiana Yara y la española Fertiberia han paralizado la producción de AdBlue, lo que está generando una importante incertidumbre en todo el sector de automoción.
Por este motivo, la asociación de transportistas Fenadismer ha recomendado hacer acopio de AdBlue ante su posible escasez en los próximos meses debido al «brutal incremento», de más de un 500% en el último año, del precio del gas natural, del cual se extrae el producto. Si este efecto llamada deriva en una compra masiva, la falta de suministro se puede acentuar.
Quien decida almacenar AdBlue debe tener en cuenta que es un producto con fecha de caducidad y que debe guardarse en determinadas condiciones para que no se alteren sus propiedades. En envases precintados puede aguantar perfectamente más de 20 meses, pero si se trata de bidones o garrafas rellenados perderá calidad en menos tiempo, sin olvidar que debe conservarse a temperatura constante, por debajo de 25 grados y sin recibir luz solar de forma directa. Tampoco debe verse afectado por temperaturas bajo cero que provoquen su congelación.
Parálisis del transporte por carretera
La falta de suministro de AdBlue puede generar un problema muy grave en el parque de vehículos diésel. El caos se puede extender rápidamente al transporte por carretera, ya que los grandes camiones y autobuses necesitan cientos de litros de este aditivo para no parar. Menos cantidad precisan las furgonetas diésel o los vehículos comerciales ligeros que emplean AdBlue, ya que suelen contar con un depósito de entre 15 y 30 litros, y de media suelen consumir un litro de este aditivo cada 1.000 kilómetros, de forma que la recarga se debe hacer entre 12.000 y 28.000 kilómetros, pues nunca hay que apurar la reserva del producto.
Como los motores dejan de funcionar cuando no hay AdBlue suficiente, se han dado casos de vehículos que han montado emuladores que «engañan» a las unidades de control electrónico para seguir circulando. Obviamente, esta trampa genera un gran perjuicio medioambiental y puede suponer multas muy cuantiosas si las autoridades lo detectan.
Por ahora, la parada de la producción de AdBlue (se estima que ha caído un 50%) es una decisión económica de las empresas fabricantes, que buscan minimizar el aumento de costes por el alza del precio del gas natural. La escasez puede ser una realidad a corto plazo, pero llegar a un desabastecimiento que provoque una sensación de pánico parece más difícil; ahora bien, en función de la evolución del mercado, el precio de este aditivo, imprescindible para los diésel, podría dispararse.