La transición energética en la movilidad es un hecho, y es que si hace poco más de 10 años las ventas estaban copadas por vehículos diésel, el panorama actual revela que la electrificación ha llegado con fuerza.
Cada vez son más los vehículos híbridos o eléctricos que encontramos en las carreteras. Como no podía ser de otra manera, el segmento de vehículos industriales está siguiendo el mismo camino, por lo que parece que en un futuro no muy lejano, las flotas de las empresas de transporte estarán repletas de modelos como la Mercedes-Benz eSprinter o las Switch Mobility que se fabricarán en Valladolid.
A pesar de que los vehículos eléctricos con baterías están cogiendo cada vez más fuerza, es cierto que cuentan con un hándicap muy importante: la autonomía. Este problema se acentúa aún más si se van a emplear como vehículos de transporte, y es que esta misión implica hacer grandes kilometrajes que hacen que los operadores de flotas no se planteen el sustituir los vehículos de combustión por un cero emisiones. Además, los tiempos de inactividad que implican cargar las baterías pueden suponer un importante perjuicio económico.
Los vehículos eléctricos con pila de combustible de hidrógeno pueden dejar atrás estos importantes problemas. Por ello, marcas como Citroën ya están preparando sus propuestas para ofrecer a sus clientes una nueva tecnología que parece estar cada vez más cerca.
¿Cómo funciona el Citroën ë-Jumpy Hydrogen?
El Citroën ë-Jumpy Hydrogen es la materialización de las últimas tecnologías desarrolladas por la marca gala aplicadas al segmento de vehículos comerciales. Como en las versiones eléctricas, se propulsa con un motor eléctrico. Sin embargo, la revolución llega en su sistema de baterías.
La tecnología de hidrógeno va asociada a una batería de iones de litio de 10,5 kWh (que funciona a modo de reserva y permite contar con una autonomía de 50 km extra) y a una pila de combustible de 45 kW que se alimenta de tres depósitos que pueden almacenar hasta 4,4 kg de hidrógeno a una presión de 700 bares.
Cuando el hidrógeno y el aire contactan con un catalizador, la pila de combustible es capaz de generar electricidad y alimentar al motor eléctrico. Lo más interesante de esta tecnología es que el único residuo que se emite en todo el proceso es vapor de agua.
Con todo esto, el Citroën ë-Jumpy Hydrogen consigue una autonomía de 400 km, una cifra inferior a la de sus hermanas diésel, pero ya muy razonable. Sin embargo, la gran ventaja es la rapidez de recarga, y es que tarda prácticamente lo mismo que en llenarse un tanque de combustible. El tiempo de recarga depende de la presión que admita la estación de repostaje en la que paremos, por lo que si el hidrógeno puede entrar a una presión de 700 bares, tardará tan sólo 3 minutos en llenarse por completo.
Más respetuosa con el medio ambiente e igual de capaz
Al utilizar como base la superventas Citroën Jumpy, tener su batería bajo los asientos y los depósitos de hidrógeno por debajo el piso, esta variante mantiene la habitabilidad de sus hermanas con motor térmico. De esta forma, Citroën ofrecerá una variante M (5,3 m3) y una XL (6,1 m3 de capacidad). La anchura entre los pasos de rueda también se mantiene inalterada, de forma que los 1,25 metros permiten cargar europalés sin ningún problema.
Citroën está tan segura de que la ë-Jumpy Hydrogen es el futuro del transporte, que ha cedido durante el mes de enero una unidad a la compañía francesa Suez para utilizarla en sus tareas diarias en Carcassonne. La furgoneta de hidrógeno de Citroën ha completado labores de aprovisionamiento de pequeño o gran material o ha sido de gran ayuda a la hora de hacer alguna reparación de urgencia, una faena que implica estar siempre “con las pilas cargadas”.
Los resultados han sido realmente positivos: “Nos hemos adaptado muy rápidamente a la conducción suave y silenciosa de la ë-Jumpy Hydrogen (no genera ruido del motor ni ruidos exteriores), un vehículo que resulta muy fácil de conducir y muy agradable en todas las situaciones”, concluía un trabajador de la compañía.