Si tienes prejuicios sobre los vehículos de pasajeros derivados de comerciales pero necesitas un coche grande y con el máximo espacio interior posible, ya sea para viajar en familia o para transportar cargas u objetos voluminosos para tus escapadas de ocio, más vale que vayas deshaciéndote de ellos; de los prejuicios, me refiero. Porque con los monovolúmenes en retirada frente al empuje de los SUV, cada vez son menos las opciones… salvo que dirijas las miradas a este segmento. Y aquí, el nuevo Opel Combo es una magnífica opción.

Con la reciente actualización, el Opel Combo gana en atractivo, en posibilidades de equipamiento, en conectividad y en seguridad, convirtiéndose en una de las mejores opciones del mercado como coche familiar… o como vehículo para los profesionales que necesitan una furgoneta con una gran capacidad de carga, pero al mismo tiempo que sirva como vehículo para uso particular.

¿Que si yo me lo compraría? Pues lo admito, yo también tengo prejuicios con este tipo de coches. Pero te aseguro que, tras probar el Opel Combo a fondo durante unos días y disfrutar de sus ventajas, es muy fácil dejarlos a un lado. Eso sí, convencer al resto del «pasaje» ya es otra historia… Aunque argumentos no te van a faltar.

Conscientes de que existe un público para este tipo de coches que demanda una estética lo más parecida a un turismo, o lo más alejada de la clásica furgoneta -las dos interpretaciones son válidas-, Opel ha renovado el Combo adoptando el frontal con la característica parrilla Opel Vizor que podemos encontrar en sus últimos turismos. Eso sí, sus proporciones y su silueta no engañan, y dejan claro a la legua que estamos ante un vehículo derivado de una versión comercial.

Dos versiones de carrocería y variante de acabado GS

Frente al Opel Combo básico, las versiones GS lo disimulan un poco y añaden detalles estéticos como las defensas de plástico en las puertas, la baca de color negro, o el spoiler en el portón trasero, además de las llantas de aleación de 16 pulgadas. Pero los 4.000 euros de diferencia no son solo «estéticos»: como veremos más adelante, el Combo GS se asocia a un motor más potente, y aprovecha para añadir asientos individuales en la segunda fila, climatizador, doble puerta trasera deslizante con ventanillas practicables y elevalunas eléctricos delanteros, lunas traseras tintadas, faros antiniebla, instrumentación digital con pantalla de 10 pulgadas y cámara de visión trasera, entre otros elementos.

La personalización recurriendo al equipamiento opcional no ofrece tantas posibilidades como, por ejemplo, en un Opel Astra, aunque el Combo no se queda muy atrás. Por ejemplo, sobre el acabado GS, se puede pedir el paquete Connect Plus, que por 730 euros añade navegador, sensores de parking delanteros y traseros y detector de presencia en el punto ciego. También es interesante el paquete Techno Plus, que integra la llave manos libres, el cargador inalámbrico para smartphones, toma de corriente 230V, consola central alta y el control de tracción avanzado Intelligrip. El primero lo equipaba nuestro Combo de pruebas, pero el segundo no. Hacía tiempo ya que no me subía a un coche en el que hay que insertar la llave para dar el contacto, y cuando toca, no veas cómo se agradece el arranque por botón.

Pasar a las llantas de 17 pulgadas son unos 105 euros, y también se anuncia la posibilidad de instalar un techo panorámico, un espacio de almacenamiento flotante con luces LED integradas y un compartimento de almacenamiento para las plazas traseras también en la zona del techo, si bien estos elementos no aparecen de momento en el configurador.

Actualmente la gama cuenta con dos variantes, el Combo y el Combo GS. La primera se combina con el motor 1.5 turbodiésel de 100 CV y cambio manual, mientras que en el GS el motor alcanza los 130 CV, y puede pedirse también con cambio automático de 8 marchas. La versión de carrocería larga, el Combo XL, solo está disponible con acabado GS y, al menos de momento, con cambio manual.

Estos son los precios de la gama Opel Combo según el configurador de la marca:

  • Combo 1.5 D 100 CV:                     25.600 euros
  • Combo GS 1.5 D 130 CV:               29.560 euros
  • Combo GS 1.5 D 130 CV Aut.:      31.130 euros
  • Combo XL GS 1.D 130 CV:            30.480 euros

A igualdad de transmisión y acabado, la carrocería larga XL (4,76 metros de longitud, unos 35 cm más que el Combo «corto») apenas supone 1.000 euros de sobreprecio. Es justo la que hemos probado y la que, sin duda, recomiendo, sobre todo si has dirigido tus miradas a este coche buscando solucionar tus problemas de espacio a la hora de viajar o de trabajar.

Habitabilidad y maletero: para viajar en familia

Son casi 800 litros de capacidad de maletero, con la posibilidad de transportar objetos de hasta 3,05 metros de longitud. Y por 625 euros adicionales, contar con una tercera fila con dos asientos individuales plegables y extraibles, disfrutando así de un verdadero siete plazas. Y aquí es donde el Combo saca a relucir una de sus mayores virtudes: su amplio espacio interior y el volumen que ofrece para llevar todo el equipaje. Porque difícilmente tendrás que dejar algo en casa ni andar jugando al Tetris con las maletas, ni siquiera viajando con todas las plazas ocupadas: el maletero se lo traga absolutamente todo.

Es posible incluso meter una bicicleta sin desmontar, y sujetarla aprovechando las argollas que hay en las cuatro esquinas del piso, que es fijo. No hay rueda de repuesto, solo un kit antipinchazos. Si te agachas bajo el coche se puede ver el espacio que queda en la parte inferior del chasis, que en la versión de propulsión cien por cien eléctrica,  está destinado a a alojar la batería.

Cargar o descargar el maletero del Opel Combo es de lo más sencillo gracias al enorme hueco que deja el portón articulado en el techo, que, a pesar de su tamaño, resulta manejable y ofrece la posibilidad de acceder al espacio de carga abriendo únicamente la luneta, que en esta versión es practicable. También es muy fácil el acceso a las plazas traseras gracias a la doble puerta lateral deslizante. Sobre todo si toca instalar sillas infantiles.

Los asientos individuales de la segunda fila tienen los tres el mismo tamaño y cuentan con anclajes Isofix, y hay bandejas retráctiles en los respaldos de los asientos delanteros, al más puro estilo monovolumen. Estos asientos se pliegan muy fácilmente abatiendo el respaldo contra la banqueta, y todo el conjunto se mueve entonces hacia adelante y hacia abajo, dejando una superficie casi plana a ras del piso del maletero. Lástima que estos asientos no cuenten con desplazamiento longitudinal -aunque en su posición de serie no se echa en falta espacio para las piernas- ni con la posibilidad de reclinar el respaldo para viajar más cómodos.

En cuanto al puesto de conducción, si te dijese que es como en un turismo… te engañaría. Es cierto que, por el diseño del salpicadero, podría pasar como tal. Pero la posición al volante es más «sentada» que en un turismo o en un SUV. No es algo que pase factura, pues la ergonomía está bien resuelta, los asientos con reposabrazos son cómodos y la palanca de cambios queda muy a mano. El acabado dista de ser lujoso, con abundancia de plásticos duros y algunas carencias si buscas algo de refinamiento; pero el ajuste es bueno y la terminación más que correcta. El volante achatado en su parte superior e inferior (en esta versión además calefactable), la instrumentación digital y la pantalla multimedia situada por encima de las salidas de ventilación aportan algo de sofisticación, aunque lo mejor es que, una vez en marcha, te olvidas enseguida de que en realidad conduces una furgoneta.

Al volante del Opel Combo XL turbodiésel

Y es que, en realidad, el Combo se conduce como un turismo. Incluso te diría que en la mayoría de los casos es más ágil y más fácil de maniobrar que coches capaces de competir con el Combo por habitabilidad o maletero, que normalmente son mucho más grandes, salvo que nos quedemos en esta categoría, donde la oferta es más que nutrida. Ahí están los Citroën Berlingo, Peugeot Rifter, Renault Kangoo, Mercedes Citan Tourer, Volkswagen Caddy

El sistema de infoentretenimiento es el mismo que puedes encontrar, por ejemplo, en un Opel Astra. Funciona muy bien, con integración inalámbrica de Apple CarPlay y Android Auto, y hasta puede contar con asistente de voz basado en chatGPT. Hay tomas USB-C, una consola de mandos para el manejo de la climatización sin recurrir a la pantalla multimedia y, sobre todo, muchos huecos, algunos prácticos (uno por encima de la instrumentación y con tapa, otro por delante de la palanca de cambios, portabebidas en las dos esquinas del salpicadero) y otros no tanto, como el panel superior del techo por encima del parabrisas (si dejas algo aquí se irá moviendo en las curvas) o las bandejas detrás de la pantalla multimedia o por encima de la tapa de la guantera, que no tienen superficies de goma para evitar que lo que dejes ahí deslice.

Una de las cosas que más me ha sorprendido, quizás porque cada vez conducimos menos coches con motor diésel, es lo bien que va el motor 1.5 de 130 CV. Lo recordaba algo más áspero y con menos bajos, pero al menos en esta actualización del Combo va más «fino» que nunca. Apenas vibra, con un funcionamiento muy suave incluso cuando actúa el start-stop y un nivel de ruido muy contenido. Además, aguanta muy bien las marchas largas incluso con el coche cargado, lo que facilita mucho la conducción.

La decisión de ofrecer esta carrocería solo con el motor más potente me parece de lo más acertada, porque con los 130 CV el Combo XL se mueve con agilidad en cualquier circunstancia. Y lo hace con un consumo que sigue poniendo en valor la idoneidad de los motores turbodiésel para cierto tipo de vehículos: la media durante la prueba fue de 6,5 l/100 km, con una utilización mixta y sin buscar hacer malabares con el pie derecho para alargar la autonomía, lo que permite recorrer más de 700 km con un depósito antes de que entre la reserva, que no está nada mal.

Con el cambio automático, que de momento solo se puede pedir en la variante de carrocería corta, me parece un coche magnífico con el que hacer kilómetros y convertirlo en compañero de trabajo o de aventuras. Los fantásticos faros matriciales Intelli-Lux LED recién incorporados a la gama, una insonorización interior que en ningún momento nos hace recordar que conducimos un coche con este volumen interior o un climatizador muy potente que enfría rápidamente el habitáculo incluso después de haber estado aparcado al sol son detalles que se agradecen en el día a día.

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