Para evitar sanciones comunitarias por sobrepasar los límites de emisiones de CO2 que debe cumplir toda su gama, el Grupo Stellantis decidió que, desde principios de 2022, sus vehículos comerciales más populares se vendiesen solo en versión eléctrica. Por eso los furgones de tamaño medio de pasajeros como los Citroën SpaceTourer, Peugeot Traveller y Opel Zafira Life solo se comercializan actualmente en versión “e” cero emisiones.
Ahora bien, si tus recorridos habituales no implican un gran kilometraje esas versiones eléctricas te pueden aportar ventajas, pero cuando piensas en un vehículo multiusos para llevar de vacaciones a tu familia numerosa, para transportar tu equipamiento deportivo o de ocio favorito o necesitas cubrir largos trayectos por carretera, una versión cien por cien eléctrica no es lo más adecuado, porque es fácil que surjan incidencias a causa de la autonomía, la falta de infraestructura de recarga o el propio tiempo que hará falta para recuperar la batería.
Toyota Proace: Verso, Combi, Shuttle… hasta 9 plazas
El Toyota Proace sale de las mismas líneas de fabricación que los e-SpaceTourer, e-Traveller y Zafira-e Life, pero además de venderse en versión eléctrica, también se sigue comercializando con los motores diésel que previamente estuvieron disponibles en sus primos de Stellantis. La ventaja de Toyota ha estado en la alta electrificación de toda su gama desde hace años, que le permite situar el listón de emisiones de CO2 a otro nivel, sin penalizar por mantener los motores de combustión en este furgón de pasajeros.
Además, el Toyota Proace ofrece una amplia gama de versiones con carrocería para pasajeros, ya que por una parte tiene los modelos Verso con un enfoque más de usuario particular y por otro lado dispone de modelos Doble Cabina, Combi y Shuttle, igualmente destinados a pasajeros pero dentro de la gama más profesional. Asimismo es un vehículo disponible con tres longitudes de carrocería (Compact, Media y Larga) y con la posibilidad de optar por configuraciones interiores de seis, siete, ocho o hasta nueve plazas.
Tres motores turbodiésel y dos cajas de cambio
Por otra parte, para ofrecer versiones más asequibles de pasajeros, Toyota mantiene en la gama Proace Doble Cabina el motor 1.5 D-4D de 120 CV en combinación con una caja manual de seis velocidades, mientras que en los Verso, Combi y Shuttle, con diferentes niveles de equipamiento, es posible elegir entre el motor 2.0 D-4D de 145 CV o el mismo bloque con 180 CV, éste siempre asociado a una caja de cambios automática de ocho marchas y convertidor de par.
Nuestra unidad de pruebas, en concreto, ha sido un Toyota Proace Shuttle VX Plus 2.0 D-4D 145 CV EAT8, con la carrocería de tamaño medio, que implica una longitud de 4,96 metros, y con ocho plazas en el habitáculo. Su precio (impuestos incluidos) se sitúa sobre 40.530 euros, lo que convierte a este furgón de pasajeros en un modelo muy competitivo si ponderamos factores como inversión, equipamiento, versatilidad, prestaciones y consumo.
Cuidando el bolsillo
Dentro de la gama Proace, las versiones Shuttle están destinadas a aquellos profesionales que deben transportar bastantes pasajeros por su actividad o a familias numerosas, pero combinando sus ocho asientos con un nivel de equipamiento contenido, que permite a Toyota ofrecer una tarifa de acceso difícil de igualar y más asequible que en los modelos Verso, donde ya se apuesta por elementos algo más sofisticados o lujosos.
La versión probada, con el acabado VX Plus incluía en su dotación de serie elevalunas eléctricos de un toque, faros antiniebla delanteros, retrovisores exteriores calefactables y ajustables eléctricamente, espejo interior electrocromático, sensor de lluvia, encendido automático de luces, tapicería de tela en color gris oscuro, llantas de acero de 16 pulgadas con tapacubos, climatizador automático, sensores de aparcamiento traseros y el sistema multimedia Toyota Touch 2 con una pantalla táctil de 7 pulgadas, incluyendo navegador y sistema de reconocimiento de órdenes vocales.
A los mandos del Toyota Proace
Hay muchos conductores que saben prescindir de las llantas de aleación, los asientos de cuero o elementos de diseño más vistosos, sin que por ello dispongan de un vehículo tosco o poco agradable y así lo demuestra esta “modesta” versión del Proace. No predominan los plásticos acolchados, pero el salpicadero está bien presentado, los materiales y el tacto de los mandos transmiten robustez, se cuida la ergonomía y abundan los huecos para almacenar objetos de distintos tamaños.
Además, el asiento del conductor se puede colocar en una posición bastante baja y el volante también cuenta con ajuste en profundidad, factores que garantizan una posición de conducción agradable para personas de características físicas muy distintas. El selector del cambio automático es una cómoda rueda de manejo muy sencillo y queda muy a mano, mientras que los amplios retrovisores exteriores aportan seguridad para controlar el entorno, a pesar de la longitud del vehículo.
Una mecánica solvente
Nada más arrancar el Toyota Proace y empezar a movernos, notamos una dirección un poco pesada al realizar maniobras o si circulamos a muy baja velocidad, pero no es nada preocupante, sino algo intrínseco a un modelo de sus características. Las paradas en los semáforos que encontramos por la ciudad nos hacen descubrir enseguida la gran suavidad del sistema Stop&Start, que funciona con un rápido alternador-arrancador. Y a la hora de aparcar los sensores de aparcamiento traseros ayudan, pero sin las ventajas de la cámara de visión posterior reservada a los Proace Verso.
El motor 2.0 turbodiésel —de origen Peugeot—, arranca con discreción y nunca levantó demasiado la voz durante los más de 1.500 kilómetros que realizamos con este modelo por carretera en situaciones de diferente exigencia. Con 145 CV y un par máximo de 340 Nm entre 2.000 y 2.500 rpm ofrece unas prestaciones más que correctas, formando un brillante tándem con el cambio automático de ocho marchas (con levas en el volante para cuando optamos por una gestión manual-secuencial) tanto si priorizamos la suavidad dinámica como si necesitamos capacidad de reacción, pues bajará varias marchas cuando haga falta.
Espléndido rutero
Obviamente, las vías rápidas son su hábitat natural, algo que también confirma el tacto de su dirección en carretera, más confortable, y sin que el ruido aerodinámico o de rodadura penetre demasiado en el habitáculo. La suspensión filtra bastante bien las imperfecciones cuando el asfalto se presenta algo roto o bacheado y la respuesta del chasis en curva transmite seguridad al conductor, pues no aparecen balanceos reseñables de la carrocería, a no ser que optemos por un ritmo indebido para un furgón familiar en trayectos muy sinuosos.
Nuestra unidad mostraba una frenada inicial con demasiada mordiente, lo que no hacía siempre fácil la dosificación al pisar el pedal, pero creemos que era fruto de su escaso rodaje, pues con el paso de los kilómetros se fue “dulcificando”. El consumo medio real que hemos obtenido durante la prueba se ha acercado a los 8 litros cada 100 kilómetros, cifra que puede subir en un litro si nuestro viaje transcurre por una zona muy montañosa, pero lo cierto es que este Toyota Proace D-4D se mueve siempre en cifras muy asumibles teniendo en cuenta su peso y dimensiones.
Modularidad variable
Otro factor que hay que tener en cuenta a la hora de elegir un Proace de pasajeros es la modularidad, ya que no es la misma en todas las versiones. Por ejemplo, frente a los modelos Combi, el Shuttle que hemos probado suma unos asientos traseros en la 2ª y 3ª fila formados por un banco plegable y abatible (1/3:2/3), lo que facilita el movimiento de los pasajeros o la ampliación del espacio destinado a equipaje. Las butacas también son extraíbles, pero no son deslizantes en la parte posterior, función que se reserva para los modelos Verso.
Tampoco todos los modelos cuentan con el mismo número de fijaciones Isofix para anclar sillas infantiles, ni de salidas de aire para las plazas traseras o de altavoces. Y las dos puertas laterales deslizantes del Shuttle siempre son manuales (en los Verso pueden ser automáticas), de cara a ofrecer un precio más contenido. El gran portón trasero (integra una cinta/tirador para manejarlo más fácilmente) lleva una luna fija, igual que las puertas laterales.
Confort y versatilidad
Nuestra unidad disponía de ocho plazas, con una distribución 2+3+3, pero hay versiones que pueden llegar a nueve plazas con una primera fila con tres asientos y un pasajero central que dispondrá de algo menos de espacio para las piernas. En el Shuttle VX Plus todos los ocupantes disponen de muchos centímetros para ir a gusto y la última fila es apta para adultos. Hay luces personales y de habitáculo en la 2ª (ésta también lleva una toma de 12V) y 3ª fila, ocho altavoces y un climatizador independiente para las plazas traseras, con salidas de aire en el techo.
Cuando el aforo está completo, en la carrocería Media queda un volumen de maletero de 507 litros hasta la altura de los asientos y aumentará hasta 1.556 litros si solo utilizamos cinco plazas y desmontamos la última fila, una tarea que requiere de ayuda por el elevado peso del conjunto de butacas. Con la carrocería Larga el maletero mínimo es de 980 litros y sin utilizar la tercera línea dispondremos de unos 2.000 litros para equipaje.
El Proace frente a la competencia
No es fácil encontrar en el mercado un vehículo familiar de ocho o nueve plazas con las características del Toyota Proace, más cuando sus primos de Citroën, Peugeot y Opel, como decíamos al principio, han limitado su oferta desde hace algún tiempo a las versiones totalmente eléctricas. Los rivales que estarían más en línea con el modelo probado serían algunas versiones del Ford Tourneo Custom y del Volkswagen Caravelle, o bien algún Renault Trafic Combi, con precios no muy lejos del Shuttle VX Plus 2.0 D-4D 145 CV EAT8.
Hay que insistir en que la marca japonesa se sitúa en el marco de una inversión sensata para disponer de un furgón multiusos de calidad y gran capacidad, con el que se hace fácil acumular kilómetros. Y para quienes busquen un vehículo con un equipamiento más sofisticado o dotado de más sistemas de ayuda a la conducción siempre están los Proace Verso que suben algo más el listón.